lunes, 2 de mayo de 2016

17 DISTINCIONES DE BENEFICIOS



En ese momento, cuando la gran asamblea oyó decir al Buda que la duración de su vida era de un número de kalpas tan extenso, inconmensurables, ilimitados asamkhyas de seres vivos obtuvieron una gran abundancia de generosos beneficios. Entonces, el Honrado por el Mundo dijo al bodisatva Maitreya:

—Ajita, cuando revelé que la duración de la vida de El Que Así Llega se extendía a lo largo de un tiempo tan inconcebiblemente prolongado, obtuvieron la verdad del no nacimiento seres vivos numerosos como los granos de arena de seiscientas ochenta decenas de miles, millones, nayutas de ríos Ganges. Además, bodisatvas mil veces más numerosos aún obtuvieron la enseñanza sobre el dharani que permite retener todo aquello que uno escucha. Y bodisatvas numerosos como las partículas de polvo de un mundo entero obtuvieron la elocuencia que permite hablar en forma agradable y sin impedimentos. Y bodisatvas numerosos como las partículas de polvo de todo un mundo obtuvieron dharanis que permiten retener cientos, miles, decenas de miles, millones, inconmensurables repeticiones de las enseñanzas. Y bodisatvas numerosos como las partículas de polvo de un gran sistema planetario pudieron hacer girar la rueda de la Ley que no retrocede. Y bodisatvas numerosos como las partículas de polvo de un sistema planetario mediano pudieron hacer girar la rueda pura de la Ley. Y bodisatvas numerosos como las partículas de polvo de un sistema planetario pequeño obtuvieron la seguridad de lograr la iluminación suprema y perfecta luego de renacer ocho veces. Y bodisatvas numerosos como las partículas de polvo de cuatro mundos de cuatro continentes obtuvieron la seguridad de que lograrían la iluminación suprema y perfecta al cabo de cuatro renacimientos.
Y bodisatvas numerosos como las partículas de polvo de tres mundos de cuatro continentes obtuvieron la seguridad de que lograrían la iluminación suprema y perfecta después de renacer tres veces. Y bodisatvas numerosos como las partículas de polvo de dos mundos de cuatro continentes obtuvieron la seguridad de que lograrían la iluminación suprema y perfecta al término de renacer dos veces. Y bodisatvas numerosos como las partículas de polvo de un mundo de cuatro continentes obtuvieron la seguridad de que lograrían la iluminación suprema y perfecta después de renacer una vez. Y seres vivos numerosos como las partículas de polvo de ocho mundos fueron inspirados a trazarse el objetivo de la iluminación suprema y perfecta.
Cuando el Buda anunció que estos bodisatvas habían obtenido los grandes beneficios de la Ley, del aire tornaron a llover flores de mandarava y de gran mandarava que se esparcieron sobre inconmensurables cientos, miles, decenas de miles, millones de budas sentados en sus sitiales de león, bajo árboles cuajados de gemas, y también se esparcieron sobre el buda Shakyamuni y sobre El Que Así Llega Muchos Tesoros —que había logrado la extinción mucho tiempo antes—, ambos sentados en sitiales de león en la torre de los siete tesoros. También se esparcieron sobre los grandes bodisatvas y las cuatro clases de creyentes. Además, llovió fino polvo de sándalo y de áloe, y el aire reverberó con el estruendo espontáneo de tambores celestiales, cargado de notas sublimes, profundas y potentes. Y llovieron mil variedades de túnicas celestiales, ornamentadas con los más diversos collares —de perlas, de piedras de mani y de gemas que conceden los deseos— que se diseminaron por todos los rincones de las nueve direcciones. Y en incensarios tachonados de piedras preciosas ardió incienso de valor incalculable impregnando su fragancia, por sí solo, todos los rincones, como ofrenda a la gran asamblea. Sobre cada uno de los budas aparecieron filas de bodisatvas sosteniendo estandartes y doseles, que llegaban hasta el cielo de Brahma; y estos bodisatvas, con sus hermosas voces, entonaron incalculables himnos de alabanza a los budas.
En ese momento, el bodisatva Maitreya se incorporó de su asiento, se descubrió el hombro derecho y, uniendo las palmas de las manos frente al Buda, recitó estos versos:

—El Buda predica una Ley que es muy rara de encontrar;
una Ley que uno nunca había oído predicar en el pasado.
El Honrado por el Mundo posee grandes poderes,
y la duración de su vida es inmensurable.
Los incontables hijos del Buda,
al escuchar al Honrado por el Mundo trazar distinciones
y describir los beneficios de la Ley que ellos obtendrán,
sienten que su cuerpo se colma de júbilo.
Algunos permanecen en el estado del cual no hay retroceso,
algunos  adquieren dharanis,
otros, la facultad de hablar en forma grata y sin impedimentos
o de retener diez mil, un millón de repeticiones de las enseñanzas.
Algunos bodisatvas numerosos como las partículas de polvo
de un gran sistema planetario
adquieren el don de hacer girar
la rueda de la Ley que no retrocede.
Otros bodisatvas numerosos como las partículas de polvo
de un sistema planetario mediano
logran hacer girar
la rueda pura de la Ley.
Y algunos bodisatvas numerosos como las partículas de polvo
de un sistema planetario pequeño
reciben la certeza de que, al cabo de renacer ocho veces,
podrán completar el Camino del Buda.
Algunos bodisatvas numerosos como las partículas de polvo
de cuatro, tres, dos veces
los cuatro continentes
llegan a ser budas al cabo de renacer otras tantas veces;
otros bodisatvas numerosos como las partículas de polvo
de un grupo de cuatro continentes
adquirirán la sabiduría amplia
después de renacer una vez.
Así pues, cuando los seres vivos
oyen mencionar la inmensa extensión de la vida del Buda,
obtienen recompensas y frutos  puros,
inconmensurables y libres de desbordamientos.
Y asimismo, seres vivos numerosos como las partículas de polvo
de ocho mundos,
al escuchar al Buda describir la duración de su vida,
se trazan el objetivo de lograr el Camino insuperable.
El Honrado por el Mundo predica una Ley
inmensurable e imposible de escrutar,
y son muchos, ilimitados como el aire libre,
los que se benefician de ella.
Llueven flores celestiales de mandarava
y de gran mandarava;
llegan de incontables tierras de Buda
Shakras y Brahmas numerosos como los granos de arena del Ganges.
Caen del cielo finos polvos
de sándalo y de áloe,
que se esparcen como ofrenda sobre los budas,
como aves que descienden del firmamento.
El aire reverbera con el sonido de tambores celestiales que,
por propio designio, emiten su maravilloso estruendo,
mientras caen del cielo, flotando y girando,
miles, decenas de miles, millones de túnicas célicas;
en espléndidos incensarios tachonados de piedras preciosas
arde incienso de valor incalculable que,
por sí solo, impregna todos los rincones
como ofrenda a los Honrados por el Mundo.
Y una multitud de grandes bodisatvas
sostiene filas y filas de estandartes y de doseles adornados con los
siete tesoros,
de diez mil y de un millón de clases, sublimes, espléndidos,
que llegan hasta el cielo de Brahma.
Sobre cada uno de los budas
penden doseles alhajados y estandartes incomparables,
mientras se entonan miles, decenas de miles de estrofas
glorificando a El Que Así Llega.
Y todos estos son prodigios
jamás vistos antes.
Al enterarse de que la vida del Buda es inmensurable,
el júbilo embarga a todos los seres;
el nombre del Buda se escucha en las diez direcciones,
beneficiando ampliamente a los seres vivos,
y todos son dotados de buenas raíces
para ayudarlos a trazarse el objetivo de lograr el Camino insuperable.

En ese momento, el Buda dijo al bodisatva Maitreya:
—Ajita, si hay seres que al escuchar que la duración de la vida del Buda es tan extensa pueden creer en ello y comprenderlo aunque sea un instante, los beneficios que obtendrán serán ilimitados e incalculables.
Supongamos que hay buenos hombres y buenas mujeres que, en bien de la iluminación suprema y perfecta, a lo largo de ochocientos mil millones de nayutas de kalpas practican los cinco paramitas —el del dar, el de la observancia de los preceptos, el de la perseverancia, el de la asiduidad y el de la meditación, omitiendo el de la adquisición de sabiduría—, los beneficios que obtendrán de ese modo no alcanza- rían siquiera a la centésima, milésima, a la diez billonésima parte de los beneficios antes mencionados. A decir verdad, aquellos superan toda posibilidad de ser comparados mediante cálculo o analogía. Para los buenos hombres que han adquirido tales beneficios, es algo absolutamente inimaginable retroceder sin haber llegado a la meta de la iluminación suprema y perfecta.
En ese momento, el Honrado por el Mundo, deseoso de manifestar su intención una vez más, habló en verso y dijo:

—Si alguien que busca la sabiduría del Buda
durante ochocientos mil millones
de nayutas de kalpas
practicase los cinco paramitas,
si durante todos esos kalpas
distribuyera limosnas a los budas,
a los que toman conciencia de la causa y a los discípulos
y a la multitud de bodisatvas,
y les diera exóticos manjares para beber y comer,
finos atuendos, lechos y cobijas,
o edificara retiros religiosos de madera de sándalo
adornados de jardines y de arboledas;
si distribuyera ofrendas
de muchas variedades, todas delicadas y sublimes,
y lo hiciera durante la totalidad de los kalpas
para expresar su devoción al Camino del Buda;
y si, más aún, observara los preceptos
con pureza, sin excesos ni omisiones,
buscando el Camino insuperable
ensalzado por los budas;
si practicara la paciencia
y permaneciera en posición mansa y sumisa,
aun cuando se abatieran sobre él diversos males,
sin dejar que su mente se desviara o perturbara;
cuando otros, convencidos de haber obtenido la Ley,
albergasen pensamientos de profunda arrogancia
y lo menospreciaran y vejaran;
si pudiera resistir aún con paciencia;
y si fuese diligente y asiduo,
de intención y de actitud siempre firmes,
y durante incalculables millones de kalpas
albergase un único pensamiento no siendo jamás remiso o
negligente;
si durante kalpas incontables
habitase en un sitio desierto y tranquilo;
y si practicara ejercicios en posición sentada o caminando,
erradicando la somnolencia, regulando su mente sin descanso,
y como resultado de tales acciones
pudiera producir estados de meditación,
durante ochocientos mil millones de kalpas
en calma constante, sin que jamás se extraviara su mente;
si mantuviera el beneficio de esta actitud pura y sincera
y con ella buscara el Camino insuperable
diciendo: «¡Obtendré la sabiduría  amplia
y agotaré todos los estados de la meditación!»;
si esta persona, durante cien, mil,
diez mil, un millón de kalpas
llevase a cabo estas prácticas meritorias
como antes he descrito,
así y todo, los buenos hombres y las buenas mujeres
que me escuchen describir la duración de mi vida
y crean en ella aún por un instante
obtendrán beneficios superiores a los de tal persona.
Así serán los beneficios que recibirá
el que, absolutamente libre
de toda duda y pesar,
crea por un instante en lo profundo de su mente.
Estos bodisatvas
que han practicado el Camino durante kalpas incalculables
pueden creer en lo que digo y aceptarlo
cuando me escuchan describir la duración de mi vida.
Estas personas aceptarán
este sutra con gratitud y dirán:
«Nuestro deseo es que, en épocas futuras,
usemos nuestras vidas longevas para salvar a los seres vivos.
Así como hoy el Honrado por el Mundo,
rey de los Shakyas,
ruge como un león en el lugar de la iluminación,
y predica la Ley sin temor,
también nosotros, en las épocas futuras,
honrados y venerados por todos,
cuando nos sentemos en el sitio de la iluminación,
del mismo modo que él describiremos la duración de nuestra vida».
Las personas de profunda disposición,
puras, honestas y rectas,
que, aun escuchando mucho, puedan recordarlo todo,
que sigan los principios para entender las palabras del Buda,
las personas así
no albergarán dudas.

»Además, Ajita, si alguien, al oír hablar de la larga duración de la vida del Buda, puede entender la trascendencia de tales palabras, los beneficios que obtendrá esa persona no tendrán límite ni medida, y harán surgir en él la sabiduría insuperable de El Que Así Llega. ¡Cuánto más cierto será si alguien, a lo ancho y a lo largo, escucha este sutra o hace que otros lo escuchen, cree en él o hace que otros crean, lo copia o hace que otros lo transcriban, o le ofrenda a los rollos del sutra flores, incienso, collares, gallardetes, estandartes, doseles de seda, aceite perfumado o lámparas de mantequilla fundida! Los beneficios de alguien así serán inconmensurables, ilimitados, capaces de inspirar en él la sabiduría que abarca todas las especies.
»Ajita, los buenos hombres y las buenas mujeres que, al escucharme describir la grandiosa duración de mi vida, sean capaces de creer y de comprender en lo más profundo de sus mentes, verán constantemente al Buda en el monte Gridhrakuta predicando la Ley, rodeado de grandes bodisatvas y de la multitud de discípulos que escuchan la voz. Ellos también verán este mundo saha bien ordenado, con el suelo de lapislázuli, con sus ocho avenidas demarcadas por cordeles de oro de Jambunada, con sus hileras de árboles cuajados de alhajas, y con terrazas, torres y miradores recamados de piedras preciosas, y verán a una muchedumbre de bodisatvas que viven dentro de ellos. Debes saber que constituye una marca de profunda fe y comprensión que alguien sea capaz de ver tales cosas.

»Asimismo, si hay personas que, después de que El Que Así Llega haya entrado en la extinción, escuchan este sutra y no lo difaman ni hablan mal de él, sino que se regocijan profundamente, ello constituye una señal de que ya han cultivado una fe y una comprensión profundas. ¡Cuánto más sucederá en el caso de las personas que lean, reciten y crean en este sutra! Es como si ellas recibieran a El Que Así Llega en la coronilla de su cabeza.
»Ajita, estos buenos hombres y estas buenas mujeres no necesitan erigir torres y templos en mi nombre o construir albergues para monjes, ni hacer a la comunidad de monjes las cuatro clases de ofrendas. ¿Por qué? Porque, al recibir este sutra, creer en él, leerlo y recitarlo, estos buenos hombres y estas buenas mujeres ya han erigido torres, ya han construido albergues para los monjes y han dado ofrendas a la comunidad de monjes. Debería considerarse que han edificado torres adornadas con los siete tesoros destinadas a las reliquias del Buda, anchas en la base y afinadas hacia la punta, altas hasta el cielo de Brahma, adornadas con estandartes, doseles y un sinfín de campanillas alhajadas, flores, incienso, collares, incienso en polvo, incienso en pasta, incienso para quemar, muchas clases de tambores, instrumentos musicales, flautas, arpas y toda suerte de danzas y diversiones, y de voces espléndidas que recitan y entonan himnos laudatorios. Es como si ya hubieran hecho ofrendas durante inconmensurables miles, decenas de miles, millones de kalpas.
»Ajita, deberá considerarse que las personas que escuchen este sutra y puedan aceptarlo y mantenerlo, copiarlo o hacer que otros lo copien cuando yo haya entrado en la extinción, ya habrán erigido albergues para monjes, ya habrán usado madera de sándalo rojo para construir treinta y dos salones, altos como ocho árboles de tala, elevados, amplios y hermosamente adornados, para albergar a cientos y miles de monjes. Y los habrán provisto de jardines, arboledas, estanques, lagos, lugar de ejercicios, grutas para la meditación, vestimenta, comida, bebida, camas, cobijas, medicinas, y toda clase de utensilios para su comodidad, ascendiendo todos esos albergues y recintos para los monjes a cientos, miles, decenas de miles, millones e, incluso, a una cantidad incalculable.

Y todos ellos habrán sido presentados ante mí como ofrenda, para mí y para la comunidad de monjes.
»Por eso digo, las personas que, cuando El Que Así Llega haya entrado en la extinción, acepten, mantengan, lean y reciten este sutra o lo prediquen a los demás, lo copien o hagan que otros lo transcriban, y hagan ofrendas a los rollos del sutra, no necesitarán erigir torres o templos, ni construir albergues para monjes ni presentar ofrendas a la comunidad de monjes. ¡Cuánto más cierto será en el caso de los que puedan abrazar este sutra y, al mismo tiempo, dispensar limosnas, mantener los preceptos, practicar la paciencia y ejercitar la diligencia, un único pensamiento, y la sabiduría! Su virtud será superlativa, inconmensurable e ilimitada, tal como el cielo abierto es ilimitado e inconmensurable al este, al oeste, al norte y al sur, y en dirección a los cuatro puntos cardinales intermedios y hacia el cenit y el nadir. Los beneficios de esa gente serán tan inconmensurables e ilimitados como estos, y dichas personas obtendrán rápidamente la sabiduría que abarca todas las especies.
»Ajita, debes saber que los buenos hombres y las buenas mujeres que, después de que yo haya entrado en la extinción, acepten, mantengan, lean y reciten este sutra y posean méritos como leer, recitar, aceptar y mantener este sutra o predicarlo a los demás; copiarlo o hacer que otros lo transcriban; erigir torres, construir albergues para monjes, ofrecer dádivas y alabanzas a la comunidad de los que escuchan la voz; utilizar cientos, miles, decenas de miles, millones de formas de alabanza para elogiar los méritos de los bodisatvas; utilizar diversas causas y condiciones en bien de los semejantes, y explicar y predicar este Sutra del loto de acuerdo con los principios; observar los preceptos con pureza, procurar la compañía de personas bondadosas y pacíficas, ser paciente sin incurrir en la ira, desplegar una firme intención y un firme pensamiento, honrar constantemente la práctica de la meditación sentada, alcanzar diversos estados de meditación profunda, ser diligente y valiente y dominar todas las buenas doctrinas, poseer agudas facultades y sabiduría, y destacarse a la hora de responder preguntas difíciles; esas personas, en efecto, ya habrán avanzado hacia el lugar de la iluminación y se estarán acercando a la iluminación suprema y perfecta mientras se sientan bajo el árbol del Camino. Ajita, allí donde estos buenos hombres y mujeres se sienten o estén de pie, o caminen en círculo como forma de ejercicio, allí uno deberá erigir una torre, y todos los seres humanos y celestiales deberán hacerle ofrendas como harían a la torre del Buda.

En ese momento, deseoso de manifestar su intención una vez más, el Honrado por el Mundo habló en verso y dijo:

—Si, después de que yo haya entrado en la extinción,
alguien puede honrar y mantener este sutra,
sus beneficios serán inconmensurables,
como antes he descrito.
Es como si hubiera provisto
toda clase de ofrendas,
o hubiera edificado una torre para las reliquias del Buda
adornada con tesoros de las siete clases,
con un pilar central muy ancho y alto
que se va afinando gradualmente hasta llegar al cielo de Brahma.
Mientras se mueven mecidas por el viento y desgranando un
hermoso sonido
miles, decenas de miles, millones de campanillas  alhajadas.
Y como si, durante kalpas inmensurables
diera a esta torre
ofrendas, flores, incienso, diversas clases de collares,
mantos célicos y un sinfín de instrumentos musicales,
y quemara aceite fragante y lámparas de mantequilla fundida
que iluminasen la región en forma constante.
En la época perversa del Último Día de la Ley,
si alguien es capaz de mantener este sutra,
será como si hubiera presentado todas las ofrendas
antes señaladas.
Si alguien puede mantener este sutra,
será como si, en presencia del Buda,
hubiera usado madera de sándalo cabeza de buey
para construir, como ofrenda, albergues para monjes,
o hubiese erigido treinta y dos salones
altos como ocho árboles de tala,
o hubiera provisto toda clase
de alimentos superiores, ropajes magníficos y cobijas,
residencias para comitivas de cientos y miles,
jardines, arboledas, estanques y lagos,
lugar de ejercicios y grutas para la meditación,
engalanados con diversas clases de finos adornos.

El que, con disposición de creer y de comprender,
acepte, practique, lea, recite y copie este sutra
o haga que otros lo transcriban,
o eleve ofrendas a los rollos del sutra,
distribuya flores, incienso e incienso en polvo,
o queme aceite fragante a cada momento,
extraído de flores de sumana, de champaka,
o de atimuktaka,
el que haga ofrendas de esta índole
obtendrá méritos incalculables,
ilimitados como el aire libre,
y así de inmensurables serán, también, sus beneficios.
¡Cuánto más cierto será para aquel que mantenga este sutra
y al mismo tiempo dispense limosnas, observe los preceptos,
sea paciente, se solace en la meditación
y jamás se entregue a la ira o a la maledicencia!
Incalculables serán los méritos
de aquel que pueda llevar a cabo prácticas como
reverenciar a las torres conmemorativas,
arrodillarse ante los monjes,
mantener a raya su arrogancia,
pensar a cada instante en la sabiduría
y, lejos de ofuscarse cuando le hagan difíciles preguntas,
ofrecer explicaciones de buen talante.
Si ves a un maestro de la Ley
que ha cultivado tales virtudes,
deberás esparcir sobre él flores célicas,
recubrir su cuerpo con túnicas celestiales,
saludarlo con una profunda reverencia ante sus pies
e imaginar, interiormente, que estás viendo al Buda.
Deberás pensar: no falta mucho tiempo
para que esta persona avance hasta el lugar de la iluminación
y alcance el estado de la no acción y de la no ilusión,
e imparta amplios beneficios a los seres celestiales y humanos.
En el lugar donde resida una persona así,
donde camine, se siente o yazga,
o recite aunque sea una estrofa de la escritura,
allí deberás erigir una torre

adornada de manera apropiada y espléndida
y consagrar ante ella toda clase de ofrendas.
El Buda acepta y emplea todos los lugares
donde habita un hijo del Buda
y, en dichos sitios, constantemente,
se sienta, camina o yace.