lunes, 2 de mayo de 2016

13 ALIENTO A LA DEVOCIÓN

En ese momento, el bodisatva Rey de la Medicina, junto al bodisatva Gran Júbilo de Predicar y junto a veinte mil seguidores bodisatvas que los acompañaban, todos en presencia del Buda, formularon este juramento:
—Suplicamos al Honrado por el Mundo que ya no se preocupe. Después de que el Buda haya pasado a la extinción, honraremos, leeremos, recitaremos y predicaremos este sutra. Los seres que vivirán en la futura época corrupta tendrán cada vez menos raíces de bien. Muchos serán extremadamente arrogantes y codiciosos de ofrendas y de otras formas de provecho material, medrando así las raíces que no son buenas, y apartándose cada vez más que nunca de la emancipación. Pero aunque será difícil enseñarles y convertirlos, nos armaremos del poder de una inmensa paciencia, y leeremos y recitaremos este sutra, lo abrazaremos, lo predicaremos y copiaremos, dando muchas clases de ofrendas sin jamás escatimar ni el cuerpo ni la vida.
Fue entonces cuando quinientos arhats de la asamblea que habían recibido una profecía de iluminación, dijeron al Buda:
—Honrado por el Mundo, nosotros también pronunciaremos un juramento. En otras tierras, que no son esta, predicaremos ampliamente este sutra.
También se encontraban ocho mil personas más, algunas que aún estaban aprendiendo, y otras que ya no tenían nada más por aprender, quienes habían recibido una profecía de iluminación. Se incorporaron de sus asientos, unieron las palmas de sus manos y, volviéndose en dirección al Buda, expresaron este juramento:
—Honrado por el Mundo, nosotros también, en otras tierras, predicaremos ampliamente este sutra. ¿Por qué? Porque en este mundo saha las personas se entregan a la corrupción y al mal, plagadas de una extrema arrogancia, dotadas de méritos superficiales, irascibles, impuras, aduladoras, engañosas, y dueñas de un corazón insincero.

Entonces, la monja Mahaprajapati, tía materna del Buda, y las seis mil monjas que la acompañaban, algunas de las cuales todavía se encontraban aprendiendo mientras que otras ya no tenían nada más por aprender, se incorporaron de sus asientos, unieron las palmas de sus manos con un único pensamiento, y contemplaron el rostro del Honrado, sin apartar los ojos de él ni siquiera un instante.
En ese momento, el Honrado por el Mundo dijo a Gautami:
—¿Por qué contemplas al Honrado por el Mundo con esa expresión de perplejidad? ¿Acaso estás afligida, en tu fuero interno, porque no he mencionado tu nombre entre aquellos a quienes profeticé que lograrían la iluminación suprema y perfecta? Pero Gautami, yo ya había dicho antes, a título general, que todos los que escuchaban la voz han recibido una profecía semejante. Ahora, si quieres conocer la profecía referida a ti, diré entonces que, en las épocas futuras, durante la Ley de sesenta y ocho mil millones de budas, serás un gran maestro de la Ley, y que también te acompañarán, como maestros de la Ley, las seis mil monjas, algunas aún aprendiendo y otras suficientemente instruidas. De esta forma, poco a poco cumplirás cada aspecto del Camino del bodisatva y llegarás a ser un buda llamado El Que Así Llega Contemplado con Agrado por Todos los Seres Vivos, digno de ofrendas, de conocimiento recto y universal, de perfecta claridad y conducta, bien encaminado, conocedor del mundo, sabio sin parangón, mentor de la gente, maestro de seres humanos y celestiales, Buda, Honrado por el Mundo. Gautami, este buda Contemplado con Agrado por Todos los Seres Vivos profetizará a los seis mil bodisatvas —y estos transmitirán la predicción de uno a otro— que todos ellos lograrán la iluminación suprema y perfecta.
En ese instante, la monja Yashodhara, madre de Rahula, pensó: «¡El Honrado por el Mundo ha conferido sus predicciones, pero el único nombre que no ha mencionado es el mío!».
El Buda dijo a Yashodhara:
—En épocas futuras, durante la Ley de cientos, miles, decenas de miles, millones de budas, pondrás en práctica los actos de un bodisatva, serás un gran maestro de la Ley, y gradualmente completarás el Camino del Buda.

Entonces, en una buena tierra, llegarás a ser un buda llamado El Que Así Llega Dotado de Mil Veces Diez Mil Marcas Resplandecintes, digno de ofrendas, de conocimiento recto y universal, de perfecta claridad y conducta, bien encaminado, conocedor del mundo, sabio sin parangón, mentor de la gente, maestro de seres humanos y celestiales, Buda, Honrado por el Mundo. Y la vida de este Buda durará inconmensurables asamkhyas de kalpas.
En ese momento, la monja Mahaprajapati, la monja Yashodhara y sus seguidoras se colmaron de inmensa alegría por haber adquirido lo que nunca antes habían tenido. De inmediato, en presencia del Buda, entonaron los siguientes versos:

—El Honrado por el Mundo, líder y maestro,
infunde sosiego a los seres celestiales y humanos.
Hemos escuchado estas profecías
y nuestro corazón se encuentra colmado y en paz.

Habiendo recitado estos versos, las monjas dijeron al Buda:
—Honrado por el Mundo, también nosotras podremos ir a tierras de otras direcciones y predicar ampliamente este sutra.
En ese momento, el Honrado por el Mundo contempló a los ocho- cientos mil millones de nayutas de bodisatvas. Esos bodisatvas habían llegado todos al nivel del que no se retrocede, habían hecho girar la rueda de la Ley sin retrocesos, y habían obtenido dharanis. Se levantaron de sus asientos, avanzaron en dirección al Buda hasta quedar frente a él y, uniendo las palmas de sus manos con un único pensamiento reflexiona- ron: «Si el Honrado por el Mundo nos ordenase abrazar y predicar este sutra, haríamos tal como él nos indicara y propagaríamos ampliamente esta Ley». Y luego siguieron pensando: «Pero el Buda está en silencio y no nos ordena hacer nada de eso. ¿Qué haremos?».
Entonces, acatando respetuosamente la voluntad del Buda y a la vez deseosos de cumplir sus propios juramentos originales, los bodisatvas lanzaron en presencia del Buda su rugido de león y formularon su compromiso con estas palabras:
—Honrado por el Mundo, cuando El Que Así Llega haya entrado en la extinción, viajaremos aquí y allá, iremos y volveremos atravesando los mundos de las diez direcciones para permitir a los seres vivos copiar este sutra, aceptarlo, abrazarlo, leerlo y recitarlo, entenderlo y predicar sus principios, practicarlo de acuerdo con la Ley, y conservarlo debidamente en sus pensamientos.

Y todo esto haremos gracias al poder y a la autoridad del Buda. Suplicamos que el Honrado por el Mundo, aunque esté en otra región, desde lejos, vele por nosotros y nos custodie y proteja.
En ese momento, los bodisatvas sumaron sus voces y entonaron los siguientes versos:

—Te suplicamos que no te preocupes.
Después de que el Buda haya pasado a la extinción,
en una época de miedo y de maldad,
nosotros predicaremos por doquier.
Habrá muchas personas ignorantes
que nos maldecirán y hablarán mal de nosotros,
y nos atacarán con palos y espadas,
pero nosotros soportaremos todas esas cosas.
En esa época corrupta, habrá monjes
de sabiduría perversa y de corazón malvado, aduladores y deshonestos,
que creerán haber obtenido lo que en realidad no poseen,
inclinados a la soberbia y a la jactancia.
O habrá monjes que vivirán retirados en los bosques,
vestidos con andrajos,
que dirán estar practicando el Camino verdadero,
y despreciarán o tratarán con desdén a toda la humanidad.
Ávidos de provecho material y sustento,
predicarán la Ley a laicos de túnicas blancas
y serán respetados y venerados por el mundo
como si fuesen arhats dueños de los seis poderes trascendentales.
Estos hombres, de corazón malvado
y de mente siempre inclinada a las cuestiones mundanas,
se harán pasar por monjes retirados en los bosques
y gozarán proclamando nuestros defectos,
con palabras como estas:
«Como estos monjes
codician sustento y provecho material,
predican doctrinas no budistas
e inventan sus propias escrituras
para engañar a la población del mundo.
Porque anhelan ser famosos y reconocidos,

hacen diferencias cuando predican este sutra».
Como en medio de la gran asamblea
continuamente  tratan  de difamarnos,
se dirigirán a los gobernantes, altos ministros,
brahmanes y jefes de familia,
así como a otros monjes,
para calumniarnos y hablar mal de nosotros diciendo:
«¡Estos son hombres de ideas perversas,
que predican doctrinas no budistas!».
Pero como nosotros veneramos al Buda,
soportaremos todos estos males.
Aunque nos traten con desprecio diciendo:
«¡Todos vosotros, sin duda, sois budas!»,
resistiremos y aceptaremos
todas esas injurias desdeñosas y arrogantes.
En un kalpa impuro,
en una era malvada, habrá muchas cosas a las cuales temer.
Demonios malignos tomarán posesión de los demás
y, por medio de ellos, nos maldecirán, difamarán y cubrirán de escarnio.
Pero nosotros, confiando con reverencia en el Buda,
vestiremos la armadura de la perseverancia.
Para predicar este sutra,
soportaremos estas difíciles pruebas.
No nos preocupan el cuerpo o la vida;
solo vivimos pendientes del Camino  insuperable.
En las épocas por venir, protegeremos y mantendremos
lo que el Buda nos ha encomendado.
Esto es lo que el Honrado por el Mundo debe conocer.
Los monjes malvados de esa era impura,
incapaces de comprender los medios hábiles del Buda
y de entender que él predica la Ley
de acuerdo con lo apropiado,
nos enfrentarán con lenguaje grosero y ceños fruncidos;
una y otra vez seremos expulsados
a un lugar remoto, alejado de torres y de templos.
Y a todos estos males
resistiremos,

porque siempre tenemos en mente el mandato del Buda.
Si en los asentamientos y poblados
hubiera personas en busca de la Ley,

allí donde estén nosotros iremos
y predicaremos la Ley que nos ha confiado el Buda.
Seremos los emisarios del Honrado por el Mundo
y enfrentaremos la asamblea sin temor.
Predicaremos la Ley con idoneidad,
pues deseamos que el Buda descanse tranquilo.
En presencia del Honrado por el Mundo
y de los budas que aquí se han reunido, procedentes de las diez
direcciones,
formulamos  este juramento.
El Buda debe saber lo que palpita en nuestros corazones.