lunes, 2 de mayo de 2016

14 PRÁCTICAS PACÍFICAS

En ese momento, el bodisatva Manjushri, príncipe del Dharma, dijo al Buda:
—Honrado por el Mundo, estos bodisatvas emprenden algo que es muy difícil. Porque veneran y obedecen al Buda, han hecho el gran juramento de que, en la malvada época futura, custodiarán, practicarán, leerán, recitarán y predicarán este Sutra del loto. Honrado por el Mundo, en la época perversa que vendrá en el futuro, ¿cómo deberán proceder los bodisatvas para poder predicar este sutra?
El Buda dijo a Manjushri:
—Los bodisatvas que en la malvada época futura deseen predicar este sutra deberán acatar cuatro reglas. En primer lugar, deberán tener en cuenta las prácticas y las relaciones adecuadas a los bodisatvas para poder exponer este sutra en bien de los seres vivos. ¿A qué me refiero, Manjushri, cuando hablo de las prácticas de los bodisatvas? A que un bodisatva adopte la postura de perseverar, ser amable y obediente, no cometer violencia, no dejarse alterar interiormente, y abstenerse de actuar con respecto a los fenómenos para, en cambio, observar el verdadero aspecto de los fenómenos, sin actuar o trazar distinciones. A todo esto me refiero cuando hablo de las prácticas de un bodisatva.
»En lo que concierne a las relaciones adecuadas, los bodisatvas no deben vincularse estrechamente con gobernantes, príncipes, altos ministros o prominentes funcionarios.

No deben asociarse con personas no budistas, brahmanes o jainistas, ni frecuentar a autores de literatura secular o de libros que ensalzan a los no budistas, ni vincularse íntimamente con lokayatas o con antilokayatas.1 No deberán involucrarse en  divertimentos riesgosos, ni en luchas cuerpo a cuerpo o peleas de puños, ni relacionarse con actores u otros artistas dedicados a entretenimientos de ilusión, ni con chandalas, ni con personas ocupadas en la crianza de cerdos, ovejas, pollos o perros, o que se ganan la vida cazando, pescando o realizando otros malos quehaceres. Cuando se les acerquen personas así, deberán predicarles la Ley, pero sin esperar nada de ello. Tampoco deberán aso- ciarse a monjes, monjas, laicos y laicas que aspiran a ser discípulos que escuchan la voz, ni hacerles preguntas o visitarlos. No deberán estar con ellos en el mismo recinto, ni en el lugar para ejercicios, ni en el salón de disertaciones. Si, ocasionalmente, ellos se acercaran, deberán predicarles la Ley de acuerdo con lo apropiado, pero sin esperar nada de ello.
»Manjushri, cuando el bodisatva predique la Ley a las mujeres, deberá hacerlo de tal forma de no despertar su deseo, y de no deleitarse él mismo contemplándolas. Si entrara en casa de alguno, no deberá dar conversaciones a las jóvenes muchachas, a las mujeres solteras o a las viudas. Tampoco deberá acercarse a las cinco clases de hombres de virilidad disminuida,2 ni mantener trato estrecho con ellos. No deberá entrar a solas en casa ajena. Si por alguna razón le resultara imperioso entrar sin compañía, deberá concentrar todos sus pensamientos en el Buda. Si debiese predicar la Ley a una mujer, lo hará sin mostrar los dientes al reír ni descubrirse el pecho. No deberá mantener vínculos estrechos con ella, ni siquiera en nombre de la Ley, y mucho menos con otros propósitos.
»No deberá deleitarse en educar a discípulos jóvenes, a shramaneras, o a niños, ni tampoco hallar solaz compartiendo con ellos un mismo mentor. En cambio, deberá hallar satisfacción constante en la meditación sentada y en aprender a serenar la mente, en un sitio tranquilo. Manjushri, yo digo que todo esto es lo primero con lo cual deberá relacionarse.
»A continuación, el bodisatva deberá considerar que todos los fenómenos son vacíos y que este es su verdadero aspecto. Los fenómenos no se voltean boca abajo, no se mueven, no retroceden ni giran sobre sí mismos. Son como el espacio vacío, sin naturaleza innata, y trascienden los límites de las palabras. No nacen, no emergen, no se elevan. Carecen de nombre, de forma y de verdadero ser. No tienen volumen, límites, impedimentos o barreras. Solo existen mediante causas y condiciones, aunque se producen errores debido a que vienen a voltearse boca abajo.

Por lo tanto, digo que él debe deleitarse constantemente en ver de este modo el aspecto de los fenómenos. Esto es lo segundo con lo cual deberá relacionarse el bodisatva.
En ese momento, el Honrado por el Mundo, deseoso de manifestar su intención una vez más, habló en verso y dijo:

—Los bodisatvas que,
en la perversa época futura,
deseen predicar este sutra
con corazón intrépido
deberán entrar en estos lugares
y relacionarse estrechamente con estas personas.
En todo momento deberán evitar a los gobernantes,
príncipes de reinos,
altos ministros, prominentes funcionarios,
personas dedicadas a divertimentos riesgosos,
y a los chandalas,
a no budistas y brahmanes.
No deberán vincularse con
personas de extrema arrogancia
ni con aquellos que, tercamente, adhieren al pequeño vehículo
y son versados en sus tres acervos.
Tampoco deberán asociarse con
monjes que transgreden los preceptos,
ni con arhats que de arhats solo tienen el nombre,
ni con monjas proclives
a las chanzas y a las risas,
ni con mujeres laicas
profundamente apegadas a los cinco deseos
o que buscan entrar de inmediato en la extinción.
A aquellos que se acerquen
con buen corazón
al lugar del bodisatva
para escuchar el Camino del Buda,
el bodisatva deberá
predicarles la Ley
con ánimo valiente,
pero sin esperar grandes cosas.

Sin embargo, no deberá relacionarse
ni intimar con viudas
o con mujeres solteras,
ni con hombres incapacitados para la virilidad.
Tampoco  deberá vincularse
con matarifes o con aquellos que faenan carne,
ni con quienes cazan animales o se dedican a la pesca,
o lucran hiriendo o matando.
Jamás deberá asociarse
con los que trafican carne para vivir
o exhiben mujeres para vender sus favores.
Nunca deberá relacionarse
con los que se dedican a deportes peligrosos,
como la lucha u otras clases de entretenimientos,
ni con mujeres de inclinación lasciva.
Nunca deberá entrar solo en un recinto cerrado
para predicar la Ley a una mujer.
Cuando predique la Ley,
no habrá lugar para risas o bromas.
Cuando entre en una aldea mendigando comida,
llevará consigo a otro monje;
y si no hay ningún monje en la proximidad,
con un solo pensamiento se centrará en el Buda.
A estas cosas yo denomino
prácticas y relaciones apropiadas.
Quienes sean aplicados con respecto a ambas
podrán predicar de manera pacífica.
No aludirán, al hablar,
a doctrinas superiores, intermedias o inferiores,
ni a doctrinas condicionadas o no condicionadas,
ni a lo real y lo no real.
Asimismo, no harán  distinciones
diciendo: «Este es un hombre», «esta es una mujer».
No intentarán abarcar los fenómenos
ni entenderlos o verlos.
A estas cosas yo denomino
las prácticas del bodisatva.
Todos los fenómenos son vacíos,

carecen de ser,
no tienen morada constante,
ni surgimiento o extinción.
A esto yo llamo la posición
a la cual se asocian las personas sabias.
De estar vuelto hacia arriba lo de abajo provienen las distinciones
entre los fenómenos que existen y los que no existen,
los que son reales y los que no lo son,
los que nacen y los que no nacen.
Se sitúan en entornos silenciosos,
aprenden a sosegar la mente,
permanecen tranquilos, inmóviles
como el monte Sumeru.
Consideran que todos los fenómenos
carecen de existencia
como el espacio vacío,
sin firmeza y sin dureza,
sin nacer, sin emerger,
sin moverse o regresar,
siempre existiendo con un solo aspecto;
ese es el lugar al cual hay que aproximarse.
Después de que yo haya entrado en la extinción,
los monjes
que adopten estas prácticas
y estas vinculaciones
estarán libres de vacilación o de timidez
a la hora de predicar este sutra.
Cuando, en ocasiones, un bodisatva
entre en un recinto silencioso
y con correcta actitud mental
considere los fenómenos de acuerdo con el principio
y luego, al salir de su meditación,
despliegue, propague, exponga
y predique este sutra
en beneficio del gobernante,
de los príncipes, ministros y habitantes,
de los brahmanes y otros,
su mente estará serena

y a salvo de titubeos o de vacilación.
Manjushri,
yo digo que este es el primer conjunto de reglas
que deberán acatar los bodisatvas
para poder predicar este Sutra del loto
en épocas posteriores.

»Además, Manjushri, cuando haya pasado a la extinción El Que Así Llega, en el Último Día de la Ley, si alguien desea predicar este sutra deberá ceñirse a estas prácticas pacíficas. Cuando abra la boca para exponer el sutra o cuando lo lea, no deberá solazarse mencionando los defectos de otras personas o escrituras. No deberá mostrar desdén hacia otros maestros de la Ley ni mencionar los puntos buenos o malos, fuertes o débiles de los demás. En relación con los que escuchan la voz, no deberá mencionarlos por su nombre para describir sus defectos, ni nombrarlos para alabar sus virtudes. Tampoco deberá dejar que su mente albergue odio o resentimiento. Y porque sabrá cultivar esta clase de actitud pacífica, sus interlocutores no se opondrán a sus ideas. Si le hacen preguntas difíciles, no deberá responder desde el punto de vista de las enseñanzas del pequeño vehículo. Deberá explicar las cosas solo desde el punto de vista del gran vehículo para que los seres puedan adquirir la sabiduría que abarca todas las especies.
En ese momento, deseoso de manifestar su intención una vez más, el Honrado por el Mundo habló en verso y dijo:

—Los bodisatvas deberán en todo momento solazarse
predicando la Ley en forma serena.
Sobre un suelo puro y limpio
deberá tender su esterilla,
untarse el cuerpo de aceite,
lavarse el polvo y las impurezas,
ponerse una túnica limpia y nueva,
y purificarse por dentro y por fuera.
Sentado cómodamente en el sitial del Dharma,
deberá predicar la Ley de acuerdo con las preguntas.
Si hubiera monjes
o monjas,
hombres laicos

y mujeres laicas creyentes,
gobernantes y príncipes,
funcionarios, caballeros y plebeyos,
deberá predicarles con expresión mansa
las doctrinas sutiles y maravillosas.
Si hay preguntas difíciles,
deberá responderlas de conformidad con las doctrinas,
empleando causas y condiciones, semejanzas y parábolas
para exponer y trazar distinciones,
y a través de estos medios hábiles
hacer que todos los que escuchan aspiren a la iluminación,
para incrementar sus beneficios poco a poco
y poder ingresar en el Camino del Buda.
Deberá hacer a un lado toda idea de holgazanear,
toda inclinación a la negligencia o a la molicie,
distanciarse de preocupaciones e intereses
con la actitud compasiva de predicar la Ley.
Día y noche, expondrá sin cesar
las enseñanzas del Camino insuperable
valiéndose de causas y de condiciones,
de infinidad de semejanzas y parábolas
para instruir a los seres
e infundirles alegría a todos.
No deberá abrigar expectativas
con respecto
a vestimenta o cobijas,
comida, bebida o medicinas,
sino centrarse, sin distracciones,
en las razones para predicar la Ley,
desear llevar a término el Camino del Buda
y hacer que otros integrantes de la asamblea también lo hagan.
Eso, como una ofrenda de paz,
les dará inmenso provecho.
Después de que yo haya entrado en la extinción,
los monjes
capaces de exponer
este Sutra del loto de la Ley prodigiosa
no albergarán ira o envidia en su corazón

ni tendrán impedimentos o preocupaciones.
Nadie los perturbará,
insultará o denigrará.
Porque cultivarán la paciencia,
no conocerán el temor,
ni serán atacados con palos o espadas,
ni serán expulsados.
Las personas sabias sabrán
cultivar su mente de este modo
y podrán vivir en paz
como acabo de ilustrar.
Los beneficios de estas personas
exceden todo cálculo, semejanza o parábola;
no alcanzarían miles, decenas de miles o millones de kalpas
para mencionarlos.

»Y además, Manjushri, si un bodisatva, en la última época, cuando la Ley esté a punto de perecer, acepta y abraza, lee y recita este sutra, no deberá dejar que el engaño, la adulación o la envidia echen raíz en su mente. Ni deberá despreciar o vilipendiar a quienes estudian el Camino del Buda, ni estar pendiente de sus defectos.
»No se deberá perturbar a los monjes, monjas, laicos y laicas que aspiran a ser discípulos que escuchan la voz, ansían ser pratyekabuddhas o buscan el Camino del bodisatva ni provocar sus dudas o remordimientos diciéndoles: “Estáis muy alejados del Camino y, finalmente, nunca podréis adquirir la sabiduría que abarca todas las especies. ¿Por qué? ¡Porque sois indulgentes con vosotros mismos y negligentes con respecto al Camino!”.
»Y tampoco deberán participar en debates frívolos sobre las diversas doctrinas, ni entrar en disputas o reyertas doctrinales. Deberán tratar a todos los seres con un gran sentimiento de amor compasivo; considerar a Los Que Así Llegan padres afectuosos, y a los bodisatvas, grandes maestros. Con respecto a los grandes bodisatvas de las diez direcciones, deberán mantener una actitud seria, tratarlos con la debida veneración y respeto. Y a todos los seres vivos, predicarles la Ley de manera equitativa. No deberá modificarse la intensidad de la prédica por el hecho de que alguien preste atención a la Ley. No deberá predicarse con más dedicación ni siquiera a aquellos que muestren amar la Ley profundamente.

»Manjushri, los bodisatvas que, en la última época, cuando la Ley esté a punto de perecer, logren llevar a cabo este tercer conjunto de prácticas pacíficas, podrán predicar esta Ley sin ansiedad o confusión, y encontrarán buenos compañeros de estudios con quienes leer y recitar este sutra. Atraerán una gran multitud de personas que acudirán a escuchar y prestar consentimiento. Cuando estas hayan escuchado, lo aceptarán; cuando lo hayan aceptado, lo recitarán; cuando lo hayan recitado, lo predicarán; cuando lo hayan predicado, lo copiarán o harán que otros lo transcriban; y presentarán ofrendas a los rollos de los sutras y los trataran con reverencia, respeto y alabanza.
En ese momento, deseoso de manifestar su intención una vez más, el Honrado por el Mundo habló en verso y dijo:

—Si desean predicar este sutra,
deben despojarse de la envidia, el odio y la arrogancia,
de toda actitud aduladora, falsa o engañosa,
y ejercer en todo momento una conducta recta y honesta.
No despreciarán a los demás
ni mantendrán debates frívolos sobre la Ley.
No harán que otros alberguen dudas o remordimientos
diciéndoles que nunca llegarán a ser budas.
Cuando un hijo del Buda predica la Ley
en todo momento es cordial y tolerante,
se conduele y se compadece de todos,
sin jamás permitirse una actitud descuidada o indolente.
Los grandes bodisatvas de las diez direcciones
recorren el Camino por su amor compasivo a la multitud.
Por eso hay que respetarlos y venerarlos,
y manifestar: «¡Ellos son mis grandes maestros!».
Con respecto a los budas, los Honrados por el Mundo,
aprended a pensar que son vuestros padres insuperables.
Arrancad de la mente el orgullo y la soberbia
y predicad la Ley sin restricciones.
Este es el tercer conjunto de reglas,
que las personas sabias deberán proteger y acatar.
Quienes, con un único pensamiento, observan estas prácticas
pacíficas
serán respetados por multitudes incalculables.

»Manjushri, aquellos bodisatvas que, en la última época que vendrá después, cuando la Ley esté a punto de perecer, acepten y abracen el Sutra del loto, deberán cultivar una actitud de hondo amor compasivo hacia los creyentes que aún viven con sus familias y también hacia los que han renunciado a sus hogares; deberán tratar con amor compasivo también a los que no son bodisatvas, y pensar: “Estas personas han perdido mucho. Aunque El Que Así Llega predica la Ley de acuerdo con lo apropiado, como medio hábil, estas personas no escuchan, no saben, no se dan cuenta, no preguntan, no creen, no entienden. Pero aunque no pregunten sobre este sutra, no crean en él y no lo entiendan, cuando yo haya logrado la iluminación suprema y perfecta, dondequiera que me encuentre, emplearé mis poderes trascendentales y el poder de la sabiduría para acercarlas a mí y hacer que vivan de acuerdo con esta Ley”.
»Manjushri, tras la extinción de El Que Así Llega, aquellos bodisatvas que logren cumplir este cuarto conjunto de reglas no cometerán errores cuando prediquen la Ley. Recibirán constantes ofrendas de monjes, monjas, laicos, laicas, gobernantes, príncipes, grandes ministros, personas comunes, brahmanes y jefes de familia, quienes los venerarán, respetarán y ensalzarán. Los seres celestiales los seguirán y asistirán en forma constante, con tal de poder escuchar la Ley. Si están en un asentamiento, poblado, en un lugar tranquilo y deshabitado, o en un bosque, y se les acercan personas a hacerles preguntas difíciles, día y noche las deidades celestiales los custodiarán y protegerán en forma constante, en bien de la Ley, y harán que se regocijen todos aquellos que los escuchan. ¿Por qué? Porque este sutra está protegido por los poderes sobrenaturales de todos los budas del pasado, presente y futuro.
»Manjushri, con respecto a este Sutra del loto, a través de tierras incontables uno no puede oír su nombre siquiera, y mucho menos verlo, aceptarlo, abrazarlo, leerlo y recitarlo. Manjushri, supongamos que hay un poderoso rey venerable que hace girar la rueda y quiere usar su poder para someter a otros países, pero los pequeños gobernantes no responden a sus exigencias. Supongamos que, en ese momento, el rey que hace girar la rueda convoca a sus diversas tropas y decide ponerse en marcha dispuesto a atacar. Si el rey ve distinguirse en la batalla a alguna de sus legiones, su satisfacción será tan grande que querrá recompensar de inmediato a los combatientes, en atención a su grado de valor; así pues, les dará campos, casas, asentamientos y poblados, túnicas o adornos personales, o quizá los premie con objetos de gran valor, como oro, plata, lapislázuli, nácar, ágata, ámbar o coral, o les dé elefantes, caballos, carruajes, lacayos, criadas y hombres.

Pero hay algo que no les dará, y eso es solo la gema espléndida que lleva en su rodete. Porque esta joya única solo existe en la coronilla del rey, y si él se desprendiera de ella, sus seguidores expresarían, con toda certeza, una gran alarma y consternación.
»Manjushri, El Que Así Llega también actúa así. Se vale del poder de la meditación y de la sabiduría para conquistar tierras del Dharma y ser soberano de los tres mundos. Pero los reyes demonios no están dispuestos a obedecerlo ni a rendirse. Entonces, los sabios y venerables adalides de El Que Así Llega los desafían a combatir. Y cuando alguno de los soldados del Buda se destaca en la batalla, el Buda se siente feliz y, rodeado de las cuatro clases de creyentes, predica diversos sutras, infundiendo regocijo al alma de todos. Les concede meditaciones, emancipaciones, facultades libres de todo desbordamiento, poderes, y otros tesoros de la Ley. También les concede la ciudad del nirvana, y les dice que han alcanzado la extinción, guía su corazón y les hace experimentar un júbilo inmenso. Pero no les predica el Sutra del loto.
»Manjushri, cuando el rey que hace girar la rueda ve a alguno de sus soldados que se ha distinguido en forma grandiosa y auténtica, siente tal alborozo en su corazón que toma esa joya inconcebiblemente fina que llevaba guardada en su rodete desde hacía tanto tiempo, y que nunca jamás había entregado en forma irresponsable, y a ese hombre sí que se la entrega. Y lo mismo hace El Que Así Llega. En los tres mundos, actúa como el gran rey del Dharma. Emplea la Ley para enseñar y convertir a todos los seres vivos, y observa a sus ejércitos sabios y venerables combatir contra los demonios de los cinco componentes, los demonios de los deseos mundanos y el demonio de la muerte. Cuando aquellos triunfan con gran mérito y distinción erradicando los tres venenos, y emergen de los tres mundos destruyendo las redes de los demonios, en ese momento El Que Así Llega experimenta un júbilo indescriptible. Este Sutra del loto es capaz de hacer que los seres vivos adquieran una sabiduría amplia. Por eso, provocará mucha hostilidad en el mundo, y será difícil creer en él. Antes no había sido predicado, pero ahora lo predicaré.
»Manjushri, este Sutra del loto es lo más prominente de todo lo que han predicado Los Que Así Llegan. Es lo más profundo de todo cuanto se haya expuesto. Y es lo que se confiere en último término, como hizo el poderoso soberano cuando, finalmente, tomó la gema centellante que llevaba tanto tiempo guardada y la entregó.

»Manjushri, este Sutra del loto es el arca secreta de los budas, de Los Que Así Llegan. Ocupa el sitio más elevado entre los sutras. Lo he custodiado y protegido durante una larga noche, y jamás lo he propagado en forma irresponsable. Pero hoy, por primera vez, lo expongo en tu beneficio.
En ese momento, deseoso de manifestar su intención una vez más, el Honrado por el Mundo habló en verso y dijo:

—Practicad la perseverancia a cada instante,
sentid compasión por todos los seres,
y haced vuestro mejor esfuerzo para exponer y predicar
el sutra ensalzado por el Buda.
En la última época que vendrá después,
quienes abracen este sutra deberán
cultivar piedad y amor compasivo
hacia las personas que hacen vida de hogar,
hacia las que han renunciado a sus familias
y hacia las que no son bodisatvas,
diciendo: «Si no escuchan este sutra
y no creen en él, perderán mucho.
Si adquiero el Camino del Buda,
emplearé medios hábiles
y les predicaré esta Ley
para que vivan basados en ella».
Supongamos que hay un poderoso rey
que hace girar la rueda.
Sus soldados se han destacado en la batalla
y por eso los recompensa con diversas riquezas:
elefantes, caballos, carruajes,
adornos personales,
campos y casas,
asentamientos y poblados,
y también ropajes,
diversas clases de artículos suntuarios,
lacayos y criadas, tesoros y bienes,
desprendiéndose de todo ello con placer.
Pero a aquel fuerte y valiente,
capaz de acometer las más difíciles hazañas,

el rey le concederá la joya brillante
que lleva engarzada en su rodete.
El Que Así Llega actúa igual.
Procede como un rey de las doctrinas,
dueño de una perseverancia de gran poder,
de una preciosa arca de sabiduría;
con su piedad y su gran compasión
convierte la época, de acuerdo con la Ley.
Ve cómo luchan contra los demonios
a todas las personas
que sufren y padecen angustias,
deseosas de obtener la emancipación;
y en bien de estos seres vivos,
predica diversas doctrinas,
recurre a grandes medios hábiles
y predica estos sutras.
Y cuando entiende que los seres vivos
han adquirido poder a través de estos medios,
entonces, finalmente, en bien de ellos,
expone este Sutra del loto,
como el monarca que se desata el rodete
y entrega su joya refulgente.
Este deberá ser honrado
como el más elevado de todos los sutras.
Lo he custodiado y protegido a cada instante,
sin jamás revelarlo en forma irresponsable.
Pero este es el momento oportuno
para predicároslo.
Después de que yo haya entrado en la extinción,
quienes busquen el Camino del Buda
y aspiren a poder exponer este sutra
con serenidad
deberán asociarse estrechamente
con las cuatro reglas mencionadas.
Quienquiera que lea este sutra
estará, en todo momento, libre de preocupaciones y de ansiedad;
no sufrirá enfermedades ni dolencias,
y tendrá un semblante brillante y jovial.

No nacerá en la indigencia ni pasará necesidad,
ni en circunstancias humildes ni con aspecto desagradable.
Los seres vivos se deleitarán al verlo
y lo considerarán un sabio o un venerable.
Los jóvenes hijos de los seres celestiales
lo asistirán y le prestarán servicio.
No será tocado por palos ni espadas,
y el veneno no podrá hacerle daño.
A los que hablen mal de él y lo calumnien,
la boca se les cerrará enmudeciendo sus palabras.
Se paseará sin temor
como el león rey.
El brillo de su sabiduría
será como el resplandor del sol,
y hasta en sueños
verá solo cosas maravillosas.
Verá a Los Que Así Llegan
predicando la Ley,
sentados en sus sitiales de león y
rodeados por multitudes de monjes.
Y verá dragones,
asuras y otros seres
numerosos como los granos de arena del Ganges,
con las palmas de las manos unidas en reverencia.
Se verá a sí mismo en ese lugar
predicando la Ley a todos ellos.
Verá también a budas
de cuerpos dorados,
emitiendo rayos interminables
para alumbrar todas las cosas,
y emplearán sonidos de Brahma
para exponer las doctrinas.
A las cuatro clases de creyentes,
el Buda les predicará la Ley insuperable,
y él mismo se verá entre esas personas,
con las palmas de las manos unidas, loando al Buda.
Escuchará la Ley con deleite,
y presentará ofrendas.

Obtendrá dharanis
y pruebas de una sabiduría sin retrocesos.
Y cuando el Buda sepa que su mente
ha entrado en lo profundo del Camino del Buda,
le anunciará, a modo de profecía,
que logrará la iluminación más elevada y correcta.
«Tú, buen hombre,
en una época futura
lograrás la sabiduría incalculable
y alcanzarás el gran Camino del Buda.
Tu tierra será pura y adornada,
incomparablemente vasta y grande,
poblada por las cuatro clases de creyentes,
que unirán las palmas de sus manos y escucharán la Ley».
Y él se verá a sí mismo
en medio de montañas y bosques,
practicando la buena Ley,
comprendiendo el verdadero aspecto de todos los fenómenos,
inmerso en una profunda meditación
y viendo a los budas de las diez direcciones.
Y tendrá siempre buenos sueños:
soñará con budas de cuerpos dorados,
adornados con los signos de cien clases de buena fortuna,
soñará que escucha la Ley y la predica a las personas.
También soñará que es el soberano de un país
y se desprenderá de sus palacios y asistentes,
y de los sublimes y espléndidos objetos de los cinco deseos;
yendo hacia el lugar de la iluminación,
se sentará bajo un árbol bodhi
en un sitial de león en busca del Camino,
y al cabo de siete días
obtendrá la sabiduría de los budas.
Habiendo logrado el Camino insuperable,
se pondrá de pie y hará girar la rueda de la Ley,
predicándola a las cuatro clases de creyentes,
durante miles, decenas de miles, millones de kalpas,
y exponiendo la Ley prodigiosa libre de desbordamientos
para salvar a seres incontables.

Y, después, entrará en el nirvana
así como se desvanece el humo cuando una lámpara se apaga.
Si en la época malvada que vendrá después
alguien predica esta Ley superior,
esa persona obtendrá grandes beneficios y méritos
como los que acabo de describir.


1. Los lokayatas exponían, en tiempos de Shakyamuni, una doctrina materialista; los antilokayatas eran los que intentaban refutarlos con planteamientos opuestos.

2. Hombres impotentes o que sufren de otra clase de inhibición o disfunción sexual.