lunes, 2 de mayo de 2016

8 LA PROFECÍA DE ILUMINACIÓN A LOS QUINIENTOS DISCÍPULOS

En ese momento, Purna, el hijo de Maitrayani, habiendo escuchado del Buda esta enseñanza tal como fue expuesta a través de la sabiduría y de los medios hábiles, y de acuerdo con lo apropiado, y habiendo escuchado también la profecía de que los principales discípulos obtendrían la iluminación suprema y perfecta, habiendo asimismo escuchado asuntos referidos a los vínculos formados con el Buda en las existencias previas, y que los budas poseen gran libertad y poderes trascendentales, obtuvo lo que nunca antes había logrado, y su mente se purificó y sintió deseos de danzar. De inmediato, se incorporó de su asiento, se adelantó hasta quedar frente al Buda, tocó el suelo con la cabeza y se inclinó a los pies del Buda. Luego, se apartó a un lado, contempló con sentimiento reverente el rostro del Honrado, sin apartar los ojos de él ni un instante, y pensó: «¡El Honrado por el Mundo es muy extraordinario, muy especial! ¡Es en verdad raro poder presenciar sus acciones! Se adapta a las distintas naturalezas de las personas de este mundo, y recurriendo a medios hábiles y a su introspección, predica la Ley en beneficio de los seres, y los aparta de su codicia y de sus apegos a esto y a lo otro…
Tan inmensos son los beneficios del Buda, que no podemos expresarlos cabalmente en palabras. Solo el Buda, el Honrado por el Mundo, es capaz de conocer el deseo que venimos albergando en lo más hondo del corazón desde el comienzo».

En ese momento, el Buda dijo a los monjes:
—¿Veis a este Purna, el hijo de Maitrayani? Siempre lo he elogiado porque, de todos los que predican la Ley, nadie lo hace tan bien como él. Siempre he ensalzado sus diversas cualidades: su diligencia para proteger, mantener, asistir y proclamar mi Ley; su capacidad para enseñar, beneficiar y deleitar a las cuatro clases de creyentes; la minuciosidad con que expone la enseñanza correcta del Buda, y la gran medida en que enriquece a aquellos que llevan a cabo sus prácticas de Brahma. Con excepción de El Que Así Llega, no hay otro que pueda ejemplificar tan cabalmente la elocuencia de sus teorías.
»No creáis que Purna es capaz de proteger, mantener, asistir y proclamar tan solo mi Ley. En presencia de noventa millones de budas del pasado, él también protegió, mantuvo, asistió y proclamó las enseñanzas correctas de los budas. Y también fue el más destacado entre quienes, en aquella época, predicaban la Ley.
»Además, con respecto a la doctrina del vacío predicada por los budas, él tuvo una comprensión clara y exhaustiva, obtuvo las cuatro clases de conocimientos ilimitados y en todo momento fue capaz de predicar la doctrina en forma lúcida y pura, libre de dudas y de confusiones. Estaba plenamente dotado de los poderes trascendentales de los bodisatvas. A lo largo de la prolongada extensión de su vida, constantemente ha llevado a cabo prácticas de Brahma, para que las demás personas que vivían en las eras de cada buda en particular pensaran: “¡Este es un verdadero discípulo que escucha la voz!”.
»Y Purna, recurriendo a este medio hábil, impartió beneficios a inconmensurables cientos y miles de seres vivos, y convirtió a inconmensurables asamkhyas de personas, conduciéndolos hacia la iluminación suprema y perfecta. Para purificar las tierras de Buda, constantemente se consagró a la tarea del Buda, enseñando y convirtiendo a los seres vivos.
»Escuchad, monjes, Purna fue el más destacado de todos los que predicaron la Ley en los tiempos de los siete budas. Y también es quien mejor predica la Ley aquí en mi presencia. Del mismo modo, será el más prominente de los que predicarán la Ley en las eras de los budas futuros que aparecerán en este Kalpa Sabio, y en todos los casos protegerá, mantendrá, asistirá y proclamará la Ley de los budas. En el futuro, él también protegerá, mantendrá, asistirá y proclamará la Ley de inconmensurables, ilimitados budas, enseñando, convirtiendo y enriqueciendo a infinidad de seres vivos y conduciéndolos hacia la iluminación suprema y perfecta. Para purificar las tierras de Buda, constantemente se esforzará con diligencia por enseñar y convertir a los seres.
»Poco a poco, llegará a dominar plenamente el Camino del bodisatva, y cuando hayan pasado inconmensurables asamkhyas de kalpas, aquí, en la tierra donde vive, logrará la iluminación suprema y perfecta. Se lo conocerá con el nombre de El Que Así Llega Brillo de la Ley, digno
de ofrendas, de conocimiento recto y universal, de perfecta claridad y conducta, bien encaminado, conocedor del mundo, sabio sin parangón, mentor de la gente, maestro de seres humanos y celestiales, Buda, Honrado por el Mundo.
»Y la tierra de Buda de este Buda contendrá grandes sistemas planetarios, equivalentes en número a los granos de arena del Ganges. El suelo estará formado por tesoros de las siete clases, y será llano como la palma de la mano, sin cerros o acantilados, sin cañadas ni riscos. La tierra estará colmada de terrazas y de torres hechas de los siete tesoros, y los palacios celestiales estarán situados muy cerca en el firmamento, para que los seres humanos y celestiales puedan comunicarse y verse fácilmente. Allí no existirán los malos senderos de la existencia, ni habrá diferencias de géneros. Todos los seres vivos nacerán mediante transmutación y no tendrán deseos lascivos. Obtendrán grandes poderes trascendentales, sus cuerpos emitirán un resplandor luminoso y podrán volar a su antojo. Tendrán firme intención y firmes pensamientos, serán diligentes y sabios, y todos poseerán treinta y dos rasgos, y lucirán tonos dorados. Todos los seres vivos de esa tierra consumirán habitualmente dos clases de alimentos: uno será el manjar de la alegría del Dharma; el otro, el manjar del deleite de la meditación. Y habrá allí inconmensurables asamkhyas, miles, decenas de miles, millones de nayutas de bodisatvas, que obtendrán enormes poderes trascendentales y poseerán las cuatro clases de conocimientos ilimitados; serán idóneos y versados a la hora de enseñar y de convertir a las distintas clases de seres vivos. El número de discípulos que escuchan la voz superará toda posibilidad de cálculo o de medición. Y todos estarán plenamente dotados de los seis poderes trascendentales, de las tres comprensiones y las ocho emancipaciones.
»Así pues, esta tierra de Buda poseerá infinidad de beneficios de esta clase que la adornarán y la completarán. Su kalpa se llamará Brillante como los Tesoros, y su tierra, Buena y Pura. La vida de este Buda durará inconmensurables asamkhyas de kalpas; su Ley prevalecerá muy largo tiempo y cuando él haya pasado a la extinción, se erigirán en su memoria por toda su tierra torres adornadas con las siete clases de tesoros.
En ese momento, el Honrado por el Mundo, deseoso de manifestar su intención una vez más, habló en verso y dijo:

—¡Escuchad, monjes, con atención!
El Camino seguido por los hijos del Buda
es  inconcebiblemente prodigioso,
porque todos ellos están bien versados en los medios hábiles.
Saben que casi todos los seres se solazan en una doctrina inferior
y que temen la gran sabiduría.
Por eso, los bodisatvas se hacen pasar por discípulos que escuchan
la voz
o por los que toman conciencia de la causa,
y recurren a incalculables medios hábiles
para convertir a las distintas clases de seres vivos.
Proclaman ser discípulos que escuchan la voz
y dicen que están lejos del Camino del Buda,
y así traen la emancipación a incalculables multitudes
permitiéndoles lograr el éxito.
Y estas, indolentes y holgazanas, y de limitadas aspiraciones,
poco a poco, son guiadas hacia el logro de la Budeidad.
En secreto, por dentro, los hijos actúan como bodisatvas,
pero por fuera se muestran como personas que escuchan la voz.
Parecen estar luchando contra el deseo por odio al nacimiento y a la
muerte,
pero, en realidad, lo que hacen es purificar las tierras de Buda.
Ante la multitud, parecen estar contaminados por los tres venenos
o manifestar señales de ideas distorsionadas.
De esa forma, mis discípulos
utilizan medios hábiles para salvar a los seres vivos.
Si describiera las muchas y diversas formas
y las numerosas manifestaciones que despliegan para convertir a los
demás,
los seres vivos que me escuchan
albergarían dudas y confusiones.
Pero, en el pasado,
Purna practicó el Camino con asiduidad,
bajo la guía de mil millones de budas,
y proclamó y custodió la Ley de todos ellos.
Para buscar la sabiduría insuperable,
fue adonde estaban los budas,
y entre sus discípulos se destacó
por sus amplios conocimientos y sabiduría.
No mostró miedo alguno en aquello que expuso
y pudo deleitar a la asamblea;
nunca dio señales de desaliento o de extenuación
en su tarea al servicio de los budas.
Ya había adquirido grandes poderes trascendentales
y poseía las cuatro clases de conocimientos ilimitados.
Sabía si las facultades de la multitud eran agudas o torpes,
y constantemente predicaba la Ley pura.
Expuso principios como estos
enseñando a una multitud de miles de millones,
y los guió para que moraran en la Ley del gran vehículo,
mientras él mismo purificaba las tierras de Buda.
En el futuro, él también consagrará ofrendas
a infinidad de budas incontables,
protegiendo, asistiendo y proclamando su Ley correcta,
y él mismo purificará sus tierras de Buda,
recurriendo a diversos medios hábiles a cada instante,
predicando la Ley sin temor,
salvando a multitudes incalculables,
haciéndolas comprender la sabiduría universal.
Dará ofrendas a Los Que Así Llegan,
custodiará y mantendrá el arca de tesoros de la Ley.
Y luego llegará a ser un buda
llamado Brillo de la Ley.
Su tierra se conocerá como Buena y Pura,
y estará formada de tesoros de las siete clases.
Su kalpa se denominará Brillante como los Tesoros.
Y la multitud de bodisatvas será interminable,
formada por millones  inconmensurables,
todos poseedores de grandes poderes trascendentales,
dotados de dignidad, virtud, fortaleza,
diseminados por todo el territorio.
También los que escuchan la voz serán innumerables,
dueños de las tres comprensiones y de las ocho emancipaciones,
y de las cuatro clases de conocimientos ilimitados.
Así serán los monjes de la Orden.
Los seres que habitarán esa tierra
estarán alejados de los deseos lascivos.
Nacerán en forma pura, mediante el proceso de transmutación,
y sus cuerpos lucirán todos los rasgos.
Alimentados por la alegría del Dharma y el deleite de la meditación,
no ansiarán otros manjares.
Allí no habrá distinción de genero,
ni existirán los malos senderos de la existencia.
El monje Purna
ha ganado todos estos beneficios
en forma plena y cabal, y obtendrá una tierra pura como esta,
con su gran multitud de sabios y de venerables.
De las incontables cuestiones pertinentes a ella,
solo me he referido a algunas brevemente.

En ese momento, los mil doscientos arhats, habiendo liberado su mente, reflexionaron para sus adentros: «Nos regocijamos de obtener lo que antes nunca habíamos poseído. Si el Honrado por el Mundo nos concediera a cada uno de nosotros una profecía de iluminación como la que ha dado a sus otros discípulos principales, ¿acaso no nos sentiríamos alborozados?».
El Buda, consciente de que estos eran sus pensamientos, dijo a Mahakashyapa:
—A uno por uno de estos mil doscientos arhats que hoy se encuentran ante mí les profetizaré que alcanzarán la iluminación suprema y perfecta. En esta asamblea se encuentra uno de mis principales discípulos, el monje Kaundinya. Él dará ofrendas a sesenta y dos mil millones de budas, y después de eso llegará a ser un buda. Se denominará El Que Así Llega Brillo del Universo, digno de ofrendas, de conocimiento recto y universal, de perfecta claridad y conducta, bien encaminado, conocedor del mundo, sabio sin parangón, mentor de la gente, maestro de seres humanos y celestiales, Buda, Honrado por el Mundo. Y quinientos arhats, entre los cuales estarán Uruvilva Kashyapa, Gaya Kashyapa, Nadi Kashyapa, Kalodayin, Udayin, Aniruddha, Revata, Kapphina, Bakkula, Chunda, Svagata y otros, asimismo lograrán la iluminación suprema y perfecta. Y todos responderán al mismo nombre: Brillo del Universo.
En ese momento, el Honrado por el Mundo, deseoso de manifestar su intención una vez más, habló en verso y dijo:

—El monje Kaundinya
verá a inconmensurables budas
y, cuando haya transcurrido un asamkhya de kalpas,
por fin logrará la iluminación correcta e imparcial.
Constantemente emitirá una luz enorme y refulgente,
estará dotado de poderes trascendentales
y su nombre será conocido en las diez direcciones,
respetado por todos en forma unánime.
A cada instante predicará el Camino insuperable;
por eso se lo conocerá como Brillo del Universo.
Su reino será puro y limpio,
y sus bodisatvas, valientes y resueltos.
Todos ascenderán a espléndidas torres,
viajarán por la tierra en las diez direcciones
para entregar artículos sin parangón
a los muchos budas en calidad de ofrenda.
Y habiendo entregado tales dádivas
su corazón se henchirá de inmenso júbilo,
y volverán rápidamente a sus tierras.
Así de notables serán sus poderes sobrenaturales.
La vida de este Buda durará sesenta mil kalpas,
su Ley Correcta prevalecerá el doble de este tiempo,
su Ley Falsa también durará otro tanto.
Y cuando su Ley se haya extinguido, mucho se afligirán los seres
celestiales y humanos.
Los quinientos monjes
serán budas, uno por uno,
y todos tendrán el mismo nombre: Brillo del Universo.
Cada uno de ellos concederá una profecía a su sucesor y dirá:
«Cuando yo haya entrado en la extinción,
tú, Tal y Tal, llegarás a ser un buda.
Y el mundo en el cual llevarás a cabo tus conversiones
será como hoy lo es el mío».
El adorno y la pureza de sus tierras,
sus diversos poderes trascendentales,
sus bodisatvas y los que escucharán allí la voz,
su Ley Correcta y su Ley Falsa,
la duración de su vida medida en kalpas,
serán todos tal como antes he descrito.
Kashyapa, ahora conoces el futuro
de estos quinientos que han liberado su mente.
Y así también será
para el resto de la multitud de los que escuchan la voz.
En cuanto a los que no se hallan en esta asamblea,
debes exponer y predicar para ellos.

En ese momento, los quinientos arhats que estaban ante el Buda danzaron de alegría al recibir la profecía de iluminación. De inmediato, se incorporaron de sus asientos, se adelantaron hasta quedar frente al Buda, tocaron el suelo con las cabezas y se inclinaron a los pies del Buda. Deploraron sus errores, se recriminaron a sí mismos y dijeron:
—Honrado por el Mundo, siempre creímos que ya habíamos alcanzado la suprema extinción. Pero ahora sabemos que, todo este tiempo, fuimos como personas sin sabiduría. ¿Por qué? Porque, aunque éramos capaces de lograr la sabiduría de El Que Así Llega, nos conformamos con una sabiduría inferior.
»Honrado por el Mundo, el nuestro era como el caso de un hombre que va a la casa de un amigo íntimo y, habiéndose embriagado de vino, se echa a dormir. En ese momento, su amigo tiene que partir para atender asuntos oficiales. Pero antes, toma una gema de inestimable valor, se la cose en el forro de la túnica que lleva puesta y se marcha dejando la joya en su posesión. El hombre, profundamente dormido, no se entera de nada. Al despertar, se va de viaje a otros países. Para costearse comida y vestimenta debe buscar con todas sus fuerzas y energías, y sobrevive a duras penas superando enormes dificultades.
»Tiempo después, quiso el azar que volviera a encontrarse con su amigo de antaño. Y este, al verlo, exclama: “¡Qué absurdo, viejo amigo!
¿Por qué te sometiste a tantos sacrificios para procurarte abrigo y alimentos? En el pasado, quise asegurarme de que vivieras sin privaciones, pudiendo satisfacer tus cinco deseos. Por eso, tal día de tal mes y año, tomé una gema de inestimable valor y la cosí al forro de la túnica que vestías. Todavía debe de estar allí… Pero tú, al no saber de su existencia, pasaste los días preocupándote y desvelándote por sobrevivir. ¡Qué desatino! Toma la joya de una vez e intercámbiala por mercancías. Así podrás tener todo lo que desees, en cada oportunidad, y jamás pasarás necesidades o pobreza”.
»El Buda es como ese amigo. Cuando aún era un bodisatva, nos enseñó y nos convirtió, e inspiró en nosotros la determinación de salir a buscar la sabiduría universal.

Pero nosotros, con el tiempo, olvidamos todo eso, y nos convertimos en personas ignorantes y presas del desconocimiento. Habiendo adquirido el Camino del arhat, supusimos que habíamos logrado la extinción. Es como si hubiésemos vivido pasando necesidades y sobreviviendo con lo poco que podíamos conseguir. Sin embargo, no hemos perdido el deseo de alcanzar la sabiduría universal. Ahora, el Honrado por el Mundo nos despierta, nos hace tomar conciencia y dice estas palabras: “Monjes, lo que habéis adquirido no era la verdadera extinción. Durante largo tiempo os hice cultivar las buenas raíces de la Budeidad, y como medio hábil os mostré los signos exteriores del nirvana, pero vosotros supusisteis que, en verdad, habíais logrado el nirvana”.
»Honrado por el Mundo, ahora entendemos. En realidad, somos bodisatvas y nos has profetizado que lograremos la iluminación suprema y perfecta. Por esta razón, nos embarga un gozo incontenible. Hemos logrado lo que antes nunca habíamos poseído.
En ese momento, Ajnata Kaundinya y los otros quisieron reiterar lo que acababan de decir con los siguientes versos:

—Hemos escuchado el sonido de esta profecía
que nos asegura el sosiego y la calma insuperables;
nos regocijamos por adquirir lo que antes nunca habíamos tenido,
y nos inclinamos reverentes ante el Buda de la sabiduría sin límites.
Ahora, en presencia del Honrado por el Mundo,
deploramos nuestras faltas y errores.
De los inmensurables tesoros del Buda,
hemos obtenido solo una pequeña parte del nirvana,
y como personas necias e ignorantes
supusimos que con eso bastaba.
Somos como el hombre pobre y venido a menos
que va de visita a la casa de un buen amigo.
Es un hogar próspero
donde le sirven muchas bandejas de manjares.
Su camarada elige una gema de inestimable valor
y la cose en el forro de la túnica que lleva su pobre amigo.
Se la da sin decir palabra y emprende viaje.
Pero el hombre, que se halla dormido, no se entera de nada.
Cuando se levanta,
parte a distintos lugares y países,
siempre en busca de comida y atuendo con qué sobrevivir,
pasando enormes dificultades para ganarse la vida.
Así acepta vivir, conformándose con lo poco
que atina a procurarse, sin aspirar a nada mejor,
ignorando que en el forro de su túnica
lleva una gema de inestimable valor.
Tiempo después, se encuentra por azar con el amigo
que le había regalado la joya;
este, tras reconvenirlo con sequedad,
le muestra la gema cosida en el forro de su manto.
Cuando el pobre hombre la ve,
su corazón brinca de inmenso júbilo:
¡es rico, tiene bienes y mercancías
en cantidad suficiente para satisfacer sus cinco deseos!
Pues nosotros somos como ese hombre…
Durante la extensa noche, el Honrado por el Mundo
no ha dejado de enseñarnos y de
convertirnos, condolido de nosotros,
plantando en nuestro corazón las semillas de una aspiración
insuperable.
Pero al no poseer sabiduría,
no supimos darnos cuenta ni tomar conciencia de ello.
Obtuvimos una pequeña parte del nirvana
y nos dimos por satisfechos, sin aspirar a nada más.
Pero ahora el Buda nos despierta
y nos advierte: «¡Esta no es realmente la extinción!
¡Cuando hayáis obtenido la sabiduría insuperable de un buda,
esa sí será la verdadera extinción!».
Ahora que hemos escuchado del Buda
estas profecías y descripciones de ornamentos,
y sabemos que cada uno conferirá una profecía a su sucesor,
nuestro cuerpo y nuestra mente rebosan de alegría.