lunes, 2 de mayo de 2016

9 PROFECÍAS A ADEPTOS Y APRENDICES

En ese momento, Ananda y Rahula reflexionaron: «¡Cada vez que nos detenemos a pensar, sentimos qué gozo sería también para nosotros recibir una profecía de iluminación!». De inmediato, se incorporaron de sus asientos, se adelantaron hasta quedar frente al Buda, tocaron el suelo con la cabeza y se inclinaron a los pies del Buda. Juntos, se dirigieron al Buda con estas palabras:
—¡Honrado por el Mundo, nosotros también queremos recibir nuestra parte! Hemos depositado toda
nuestra confianza únicamente en El Que Así Llega, y somos bien conocidos por los seres humanos, los seres celestiales y los asuras del mundo entero. Ananda constantemente asiste al Buda, y custodia y mantiene el acervo del Dharma, y Rahula es el hijo del Buda. Si el Buda profetiza que lograremos la iluminación suprema y perfecta, entonces nuestros deseos se harán realidad y la multitud verá colmados sus anhelos.
En ese momento, dos mil discípulos que escuchaban la voz, tanto aprendices como adeptos que ya no tenían nada más por aprender, se pusieron de pie, dejaron al descubierto el hombro derecho, se adelantaron hasta quedar frente al Buda, unieron las palmas de las manos con un único pensamiento y, contemplando con reverencia al Honrado por el Mundo, repitieron el deseo expresado por Ananda y Rahula, para luego apartarse a un lado.
En ese momento, el Buda dijo a Ananda:
—En una existencia futura, llegarás a ser un buda llamado El Que Así Llega Rey del Poder Ilimitado de la Sabiduría del Mar y de la Montaña, digno de ofrendas, de conocimiento recto y universal, de perfecta claridad y conducta, bien encaminado, conocedor del mundo, sabio sin parangón, mentor de la gente, maestro de seres humanos y celestiales, Buda, Honrado por el Mundo.

Darás ofrendas a sesenta y dos millones de budas, y custodiarás y mantendrás el acervo del Dharma de todos ellos, y después de eso, lograrás la iluminación suprema y perfecta. Enseñarás y convertirás a bodisatvas numerosos como veinte billones de granos de arena del río Ganges, y harás que adquieran la iluminación suprema y perfecta. Tu tierra se llamará Estandarte de la Victoria Permanente, y tendrá un suelo limpio y puro, hecho de lapislázuli. Tu kalpa se llamará Sonido Prodigioso que Inunda Cada Lugar. La vida de ese Buda durará incalculables miles, decenas de miles, millones de asamkhyas de kalpas. Aunque los hombres conjeturaran y calcularan su extensión durante miles, decenas de miles, millones de asamkhyas de kalpas inconmensurables, así y todo jamás podrían establecer la cifra total. Su Ley Correcta prevalecerá en el mundo el doble del tiempo que habrá durado la vida del Buda, y su Ley Falsa perdurará en el mundo el doble de lo que habrá prevalecido la Ley Correcta. Ananda, este Buda llamado Rey del Poder Ilimitado de la Sabiduría del Mar y de la Montaña será elogiado por Los Que Así Llegan de las diez direcciones, numerosos como los incalculables miles, decenas de miles, millones de granos de arena del Ganges, y todos ellos ensalzarán sus beneficios.
En ese momento, el Honrado por el Mundo, deseoso de manifestar su intención una vez más, habló en verso y dijo:

—Ahora digo a los monjes que Ananda,
el que proclama la Ley,
dará ofrendas a los budas y, después,
logrará la iluminación  correcta.
Será un buda llamado Rey del Poder Ilimitado
de la Sabiduría del Mar y de la Montaña.
Su tierra, Estandarte de la Victoria Permanente,
será pura y limpia;
enseñará y convertirá a bodisatvas
numerosos como los granos de arena del Ganges.
Este Buda poseerá gran dignidad y virtud,
y su renombre se extenderá a las diez direcciones.
Y a causa de su piadoso sentimiento hacia los seres vivos,
la duración de su existencia será incalculable.
Su Ley Correcta durará el doble que su vida,
y su Ley Falsa, el doble aún de esta extensión.
Numerosos como los granos de arena del Ganges
serán los incontables seres
que, envueltos en la Ley de este Buda,
plantarán causas y condiciones que los conducirán al Camino del
Buda.

En ese momento, ocho mil bodisatvas de la asamblea que acababan de concebir la voluntad de lograr la iluminación pensaron: «Nunca habíamos escuchado siquiera que un gran bodisatva recibiera una profecía como esta. ¿Por qué razón estos discípulos que escuchan la voz reciben semejante predicción?».
En ese momento, el Honrado por el Mundo, consciente de los pensamientos que estos bodisatvas tenían en mente, les dijo:
—Buenos hombres, cuando Ananda y yo estuvimos en el lugar del buda Rey del Vacío, ambos concebimos, al mismo tiempo, la determinación de lograr la iluminación suprema y perfecta. Ananda constantemente se deleitaba en el amplio conocimiento [de la Ley], y yo constantemente me esforzaba con diligencia. Por eso, concreté mi propósito de lograr la iluminación suprema y perfecta, mientras que Ananda custodia y practica mi Ley. Del mismo modo, él custodiará el acervo del Dharma de los budas de futuras existencias y enseñará, convertirá y propiciará el éxito de la multitud de bodisatvas. Ese fue su juramento original, y por tal motivo ha recibido esta profecía.
Cuando Ananda, en presencia del Buda, escuchó este vaticinio referido a sí mismo, y supo de la tierra y de los adornos que recibiría, sintió que se hacía realidad todo lo que había jurado lograr, y su corazón rebosó de júbilo inmenso, pues había obtenido lo que nunca antes había podido alcanzar. De inmediato, su mente recordó el acervo del Dharma de in- conmensurables miles, decenas de miles, millones de budas del pasado, y pudo abarcar cada uno de ellos sin impedimentos, como si acabara de escucharlos. Y también recordó su juramento original.
En ese momento, Ananda se expresó a través de estos versos:

—El Honrado por el Mundo, con quien uno rara vez se encuentra,
me ha hecho recordar el pasado,
la Ley de budas incalculables,
como si acabara de escucharla hoy.
Ya no tengo más dudas;
antes bien, existo con seguridad en el Camino del Buda.
Como medio hábil, desempeño el papel de asistente
que custodia y mantiene la Ley de los budas.

En ese momento, el Buda dijo a Rahula:
—En una existencia futura llegarás a ser un buda llamado El Que Así Llega Posado sobre las Flores de los Siete Tesoros, digno de ofrendas, de conocimiento recto y universal, de perfecta claridad y conducta, bien encaminado, conocedor del mundo, sabio sin parangón, mentor de la gente, maestro de seres humanos y celestiales, Buda, Honrado por el Mundo. Harás ofrendas a budas, Los Que Así Llegan, numerosos como las partículas de polvo de diez mundos. En todos los casos, así como hoy eres mi hijo, serás el primogénito de todos esos budas. Y los adornos que tendrá la tierra del buda Posado sobre las Flores de los Siete Tesoros, y el número de kalpas que durará su vida, así como los discípulos que convertirá, su Ley Correcta y su Ley Falsa, no diferirán de los que poseerá el buda Rey del Poder Ilimitado de la Sabiduría del Mar y de la Montaña. Serás el hijo mayor de ese Buda, y después de eso, lograrás la iluminación suprema y  perfecta.
En ese momento, el Honrado por el Mundo, deseoso de manifestar su intención una vez más, habló en verso y dijo:

—Cuando yo era príncipe heredero,
Rahula fue mi primogénito.
Ahora que he obtenido el Camino del Buda,
él recibe el Dharma, como mi hijo del Dharma.
En existencias futuras,
verá a inconmensurables millones de budas.
Será primogénito de todos ellos
y con un único pensamiento buscará el Camino del Buda.
Solo yo soy capaz de conocer
la práctica inconspicua de Rahula,
quien se manifiesta como mi hijo mayor
y así se muestra ante los seres vivos.
Con beneficios que superan toda cuenta,
incalculables millones, miles, decenas de miles,
vive con seguridad en la Ley del Buda
y, por eso, busca el Camino insuperable.

En ese momento, el Honrado por el Mundo observó que los dos mil adeptos y aprendices, con voluntad mansa y bondadosa, con serenidad pura y limpia, contemplaban al Buda con un único pensamiento.
—¿Ves a estos dos mil adeptos y aprendices? —dijo el Buda a Ananda.
—Sí, los veo.
—Ananda, estas personas darán ofrendas a los budas, Los Que Así Llegan, numerosos como las partículas de polvo que forman cincuenta mundos, los honrarán y reverenciarán, y custodiarán y mantendrán los acervos del Dharma de todos ellos. En su existencia final, todos llegarán a ser budas al mismo tiempo en las tierras de las diez direcciones. Se los conocerá con el nombre de El Que Así Llega Signo de la Joya, digno de ofrendas, de conocimiento recto y universal, de perfecta claridad y conducta, bien encaminado, conocedor del mundo, sabio sin parangón, mentor de la gente, maestro de seres humanos y celestiales, Buda, Honrado por el Mundo. La vida de estos budas durará un kalpa, y los adornos de su tierra, y sus discípulos que escuchan la voz y sus bodisatvas, sus Leyes Correctas y su Leyes Falsas serán, en todos los casos, iguales.
En ese momento, el Honrado por el Mundo deseoso de manifestar su intención una vez más, habló en verso y dijo:

—A estos dos mil discípulos que escuchan la voz
y que hoy están en mi presencia,
a todos ellos les profetizo
que en una existencia futura llegarán a ser budas.
Los budas a quienes darán ofrendas
serán numerosos como las partículas de polvo antes  mencionadas.
Ellos custodiarán y mantendrán los acervos del Dharma
y, después de haberlo hecho, lograrán la iluminación correcta.
Cada uno tendrá una tierra en alguna de las diez direcciones
y todos compartirán el mismo nombre y la misma designación.
Todos, al mismo tiempo, se sentarán en el lugar de la iluminación
y de ese modo obtendrán prueba de sabiduría sin parangón.
Todos se llamarán Signo de la Joya
y sus tierras y discípulos,
sus Leyes Correctas y sus Leyes Falsas,
serán idénticos y sin nada que los diferencie.
Todos emplearán poderes trascendentales
para salvar a los seres de las diez direcciones.
Su renombre se diseminará por doquier
y, a su debido tiempo, entrarán todos en el nirvana.

En ese instante, cuando los dos mil adeptos y aprendices oyeron al Buda conferir esta profecía, danzaron de alborozo y dijeron en verso:

—¡Honrado por el Mundo, brillante antorcha de sabiduría,
oímos tu voz al conferirnos esta profecía
y nuestro corazón rebosa de dicha
como si lo envolviera el dulce rocío!